Ergonomía cognitiva en el diseño de ambientes de prevención

La cognición incluye la búsqueda de informaciones, construcción de representaciones, razonamiento, toma de decisiones, planificación de la acción y control del resultado.

Actualmente, en el ámbito del diseño de sistemas de personas-máquinas, la expresión latina “homo homini lupus”, (el hombre es un lobo para el hombre) tiene más relevancia que nunca. Nos encontramos en un momento histórico donde los avances de la tecnología han podido contrarrestar en gran medida, los fallos de los artefactos. Sin embargo, es sobre el llamado factor humano, sobre el que recae la responsabilidad de la falla ante un sistema que en muchas ocasiones no ha sido pensado para y con él.

Desde esta conceptualización, parafraseando a Jacques Leplat, se introduce el concepto de neuroergonomía cognitiva, como el conjunto de conocimientos neuropsicológicos pertinentes al análisis y a la solución de problemas ergonómicos desde el enfoque de la ergonomía de la actividad.

La neuroergonomía cognitiva pretende ser un marco de acercamiento a la actividad humana, elaborado a través de elementos de diferentes sistemas integrados de dicho fenómeno.

Comenzamos este acercamiento desde el constructivismo, donde se considera que el cerebro no es un mero recipiente donde se depositan las informaciones, sino una entidad que construye la experiencia y el conocimiento los ordena y da forma, permitiendo de esta forma percibir la realidad gracias a nuestras estructuras mentales. Como indica en este sentido J. Bruner (2004) “Conocemos el mundo de diferentes maneras, desde diferentes actitudes y cada una de las maneras en que lo conocemos produce diferentes estructuras o representaciones o en esencia, “realidades”.

En toda la psicología histórico-cultural, el concepto de “actividad” resulta crucial. No se trata de cualquier tipo de acción, sino de “actividad social” práctica y compartida; en ella hay intercambio simbólico y utilización de herramientas culturales para la mediación. En la actividad, así entendida, se encuentran las personas adultas y las que no lo son, las personas expertas y los aprendices. En la actividad se produce la creación de sentido y en ella, se integran los aspectos prácticos, emocionales, relacionales y cognitivos.

Ergonomía centrada en la actividad basada en las aportaciones de A.S. Leontiev, no considera las funciones aisladas como único factor a tener en cuenta, sino los comportamientos y razonamientos como se presentan en las situaciones naturales de trabajo actuales o futuras. No tiene en cuenta al usuario de los dispositivos técnicos, sino a la utilización que de éstos hace el operador.

<strong>Percepción del riesgo</strong>

“La actividad en este enfoque, son los comportamientos, razonamientos, sentimientos del operador como actor. Un actor que tiene que desempeñar un papel, pero también debe dar una interpretación de ese papel, en función de las situaciones (la ergonomía de la actividad es una parte interesantísima de la revolución contextual”, descrita por J. Bruner).

Resulta evidente que la percepción del riesgo por parte del operador es determinante a la hora de afrontar situaciones en las cuales un error (el consabido error humano) pueda originar un accidente o una catástrofe. Sin embargo, ¿se tienen en cuenta en los diseños la percepción del riesgo por parte del operador o incluso la variación de ésta debido al proceso de habituación?

En este sentido, la evaluación del riesgo se contempla básicamente desde dos perspectivas:

  1. Considera el riesgo como una característica objetiva de las condiciones de trabajo
  2. Considera el riesgo como una valoración subjetiva del trabajador

Estas dos perspectivas consistirán en dos visiones reduccionistas del fenómeno. Tanto el “realismo ingenuo” (el riesgo como una característica objetiva) como «relativismo cultural» (el riesgo como una valoración subjetiva) no sirven para gestionar el riesgo. El punto de compromiso entre estas posturas extremas pasa por integrar dos aspectos:

  1. El componente de subjetividad que comporta toda evaluación de riesgos y
  2. La necesidad de procedimientos de medida del riesgo sistemáticos y replicables (Mariona Portell Vidal). Desde la neuroergonomía cognitiva, sostenemos la posibilidad de creación de tales instrumentos capaces de unificar ambas posturas.


<strong>Toma de decisiones</strong>
STener la capacidad de predecir y de controlar el poder modulador y creador de la emoción en los procesos de percepción del riesgo y toma de decisiones en situaciones de riesgo, implicados ambos en el origen de la falla humana y los accidentes laborales, constituye una aportación necesaria para poder evitarlos. La neuroergonomía cognitiva pretende rellenar este vacío con propuestas operativas.

<strong>Conciencia de la situación</strong>

La percepción, comprensión y proyección son, según Endsley, los tres componentes esenciales de la conciencia situacional. Ellos dan soporte al mantenimiento activo de un modelo mental integrado en tres niveles jerárquicos.

Sabemos que los seres humanos perciben estímulos de su contexto de manera diferente en función de la experiencia previa que hayan mantenido con ellos. Por lo tanto, la emoción enlazada a ese estímulo facilita su reconocimiento entre otros. Es decir, el proceso de atención no se convierte en un proceso pasivo sino en un proceso activo, donde el ser humano percibe y da sentido a lo que le rodea en función de su historia experiencial. La neuroergonomía cognitiva permite conocer “la percepción” que un estímulo provoca en el operador, permitiendo evaluar el primer nivel jerárquico (la percepción) del proceso de conciencia de la situación, de manera que sea posible saber si el operador estará o no predispuesto a tener un problema de conciencia de la situación.


<strong>Emoción</strong>

Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endócrinos) de origen innato, influidos por la experiencia.

En la actualidad, se acepta que las emociones se originan en el sistema límbico y que estos estados complejos tienen tres componentes:

  • Fisiológicos: es la primera reacción frente a un estímulo y son involuntarios: la respiración aumenta, hay cambios a nivel hormonal, se modifica el flujo sanguíneo…
  • Cognitivos: la información es procesada a nivel consciente e inconsciente. Influye en nuestra experiencia subjetiva…
  • Conductuales: provoca un cambio en el comportamiento: gestos de la cara, movimiento del cuerpo, reacciones del comportamiento humano…

Paul Ekman (2003) escribe en Emotions Revealed que “las emociones determinan la calidad de nuestras vidas”. En esta línea, en la actualidad nadie cuestiona el relevante papel de las emociones en la comprensión de la actividad humana. No obstante, durante muchos siglos se ha considerado a las emociones como obstáculos que interfieren en el buen juicio.

Sin embargo, no podemos obviar que somos seres emocionales, incluso mucho antes de que el homo fuese sapiens.

  • Las emociones existen desde hace millones de años simplemente porque han resultado útiles para la supervivencia.
  • Vivir sin ellas es una sentencia de muerte en la naturaleza.
  • Gracias a la reacción emocional, nuestro cuerpo y nuestra mente se preparan automática e involuntariamente para responder a una situación de la mejor manera posible.
  • Las emociones afectan nuestra manera de ser y pensar sobre el mundo. Es más, la cognición no es lo primario, sino un derivado de la emoción. De modo que las emociones influyen en la atención, memoria y razonamiento lógico.

Robert Plutchik, identifica seis emociones básicas:

  • Alegría, tristeza, aversión, miedo, ira, y sorpresa.
  • Estas son las seis emociones primarias más aceptadas y comunes a todos los seres humanos. Se heredan genéticamente y no se adquieren. Las emociones básicas o primarias son aquellas innatas en el ser humano.

Se suele decir que las emociones distraen, pero su efecto es el contrario, nos apartan de un pensamiento determinado para prestar atención a otro que emerge como más importante. Nuestro cerebro no está hecho para recordarlo todo. En este caso, las emociones actúan como un criterio excelente para determinar qué datos recordar y a qué prestar atención. Del mismo modo, el proceso de toma de decisiones se ve afectado por las emociones.

Desde el contexto conceptual antes expuesto destacamos del concepto de emoción en el estudio, evaluación y diseño de sistemas de trabajo. En ese sentido, desde la neuroergonomía cognitiva consideramos que, es la emoción la que establece el enlace entre el actor y el contexto y, por tanto, es la emoción la responsable de crear la ubicación o marco, convirtiéndose en el nexo facilitador para la representación mental con base a la cual, el actor ejecutará su acción, convirtiéndose de este modo en una pieza fundamental de la actividad humana.

Fuente: www.ccs.org.co

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